La pandemia mundial y su impacto social y económico suponen un verdadero parteaguas para nuestras sociedades. Probablemente tan solo un ensayo general de los desafíos asociados a la crisis climática y su impacto sobre el planeta, nuestra especie y nuestra forma de vida. Ya es evidente que el futuro no está garantizado, que no podemos darlo por sentado. La continuidad del actual modelo depredador de la Tierra, de la salud y los vínculos comunitarios, es social y ecológicamente insostenible y solo puede deparar más sufrimiento. 

La pandemia, la crisis ecológica y la ausencia de horizonte de futuro nos han mostrado que somos frágiles, como individuos, como sociedad y como planeta. Frente a este punto de bifurcación solo hay dos propuestas en este momento histórico. Por un lado, la de los partidarios del “sálvese quien pueda”, que frente a la incertidumbre solo pueden ofrecer la miseria moral de señalar alguien siempre másdébil sobre quien descargar las culpas, en una huida hacia adelante cobarde y suicida. Por el otro lado, la de los demócratas que propugnamos una gran alianza de los frágiles, reconstruyendo el contrato social para garantizar la sostenibilidad de la vida en el planeta, equilibrar la balanza haciendo fuertes a los débiles, y hacer posibles vidas tranquilas y libres del miedo al día a día que atenaza a las mayorías. Nuestra ley del más débil para ser libres en común, es un camino de hacer sociedad. Su ley del más fuerte para la tiranía de unos pocos es un camino de retroceso civilizatorio.

La política en el Estado español vive un momento contradictorio. Si por un lado existe un gobierno central de coalición de centro izquierda, por el otro, la iniciativa y la ofensiva ideológica y moral parece estar en manos de los sectores más reaccionarios, que buscan una revancha sobre los intentos democratizadores del ciclo 2011-2016.

El Gobierno central, por las resistencias que encuentra, por sus dificultades y por falta de visión estratégica, aún no ejerce una iniciativa política que permita un rearme social y político de la ciudadanía, claramente demócrata y progresista, equilibrando una balanza social muy inclinada hacia la oligarquía y abriendo un ciclo virtuoso de derechos en el que cada paso adelante alimente la confianza popular para ir por más.

En ese sentido, los llamados a “evitar la llegada de las derechas” tienen un discurso conservador y paralizante si no van acompañados de iniciativa política y voluntad para transformar la vida de la ciudadanía, de la que más necesita de una acción decidida en pos de la justicia social. Si el gobierno no hace los deberes, el ánimo del cinismo y la desafección lo capitalizarán los reaccionarios.

Es por tanto fundamental recuperar la iniciativa y estrechar la colaboración entre fuerzas que comparten un horizonte de justicia social, transición ecológica y democratización profunda de nuestra vida política. Para ser parte de un relanzamiento de las grandes demandas sociales que siguen pendientes y que no pueden ser entregadas solo a una perspectiva que, desde la resistencia, añore regresar al escenario político del siglo pasado.

Apostamos por la descentralización y las inversiones territorializadas que permitan infraestructuras públicas dignas, especialmente en materia de movilidad sostenible que permita revertir el fenómeno de la despoblación y el futuro de los núcleos económicos de cada territorio frente al modelo centralista y radial que actualmente prevalece.

Nuestra defensa acérrima de la libertad de ser, de ser en igualdad y de amar, de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y también de los derechos civiles del colectivo LGTBi+

Creemos, además, que la forma de hacerlo es fundamental, por lo que las fuerza políticas firmantes de esta Declaración, nos comprometemos a cuidar y respetar la singularidad de cada territorio, su diversidad y sus decisiones, como un elemento enriquecedor del conjunto, siendo un espacio plurinacional de cooperación quien mejor puede dar respuesta a los retos de futuro. 

Así llevamos años haciendo camino juntas y juntos, al andar, y así pretendemos seguir haciéndolo, en una alianza que va más allá de lo electoral y que se inscribe en el tiempo lento de los recorridos largos. Con las raíces firmes en nuestra tierra y con la mirada compartida en un mañana verde, justo, feminista y libre. 

Nuestro compromiso con una sociedad que garantice la igualdad de oportunidades de todas y de todos con independencia de la situación de partida de cada persona. Una sociedad que queremos sostenible, democrática y justa, a través de la defensa y ampliación de los derechos y libertades de los más y garantizados por un Estado fuerte y emprendedor que proteja y cuide a la ciudadanía.